¿Tu irías a por la oveja perdida?

“Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas ¿no dejará en los montes las noventa  y nueve e irá a buscar la extraviada? Y si la encuentra os aseguro que se alegrará por ella más que por las 99 que no se habían extraviado” (Evangelio de Mateo)

Wendell Berry en su magnífico libro El fuego del fin del mundo, editado por Errata Naturae, escribe en uno de sus ensayos acerca de dos formas de vivir y de pensar que tenemos los humanos y que son muy contrapuestas. A una la llama Mente Racional y a la otra la Mente Empática.

La Racional es la que todos intentamos poseer. Sus productos son los hechos contrastados, las predicciones certeras y las decisiones fundamentadas. Es la mente oficial de la ciencia, la industria, el gobierno.

La Mente Empática pone la razón al servicio de cosas que considera anteriores y más grandes que ella, teme el descuido, el error de la indiferencia. Su propósito es honrar todo lo que resulta presente, no dejar nada de lado.

La Mente Racional ha abandonado parcelas de la realidad en la que concurren las emociones, los afectos, la familiaridad, la fe, le reverencia, la lealtad.

La independencia de la Mente Racional es la superstición esencial de la modernidad,

La Mente Empática es la del ser humano, como criatura sobre la tierra, mientras que la Racional es la del análisis, las explicaciones, la manipulación

Y sigue caracterizando estas dos formas de vivir y actuar en la vida…

Y en un momento dado alude y acude a esta parábola para iluminar lo que nos está explicando.

La Mente Racional posee cien ovejas porque tiene un plan para todas ellas. La que se ha extraviado, se ha alejado del plan. Aunque sea algo normal en una oveja que anda por el campo con un rebaño, no se ajusta en absoluto al proyecto racional. ¿qué hacer? Sería totalmente irracional abandonar a las 99 restantes dejándolas ante todos los peligros, sólo por buscar a la que se perdió.

Y la Mente racional comienza sus cálculos: ¿es una pérdida aceptable? Si esto ocurre de vez en cuando ¿no sería mejor tener 110 ovejas?  ¿O tener un seguro? ¿Cuántas ovejas debería tener para financiar ese seguro? Y  discurriría por ahí hasta pensar si no sería mejor añadir algunos genes de luciérnaga al código genético de las ovejas para que brillen en la oscuridad..

Sin embargo el oficio del Pastor encarna la Menta Empática. Es un hombre dedicado al cuidado de las ovejas, compasivo, conoce la naturaleza de las ovejas y no le sorprende que se haya extraviado. No debate sobre riesgos, retribuciones y estadísticas; ni sobre valores de mercado. Sale a buscar la oveja perdida porque tiene un compromiso con el cuidado de las cien, porque reconoce que su labor consiste en estar a la altura de una confianza incondicional, porque ama a sus ovejas y porque sabe o imagina qué es haberse extraviado, estar perdido. El Pastor hace lo que hace por el rebaño al completo porque quiere seguir honrando la plenitud de su oficio..,

Y  también, porque siente un particular afecto hacia esa oveja en particular. Para la mente racional todas las ovejas son iguales, todas son lo mismo. Son intercambiables como monedas o clones o como los componentes de una máquina,  o como los hombres y mujeres que constituyen “la fuerza de trabajo”. Para la Mente Empática cada una es diferente de todas las demás. Cada una es un individuo cuyo valor nunca puede reducirse por completo al precio de mercado. 

En el corazón de la parábola y del voto budista encontramos el principio de que el sufrimiento de un ser humano ha de vincularse al sufrimiento de todas las criaturas, y por supuesto al sufrimiento del resto de seres humanos. La Mente Racional presume de su capacidad para tratar con la realidad.

Pero si quieres contratar a alguien para que cuide de tus 100 ovejas creo que harías mejor en mirar más allá de la ciencia animal y buscar al Pastor de la parábola si es que todavía se le puede encontrar en algún sitio. Desde el punto de vista de la mente racional siempre resultará más sensato dejar marchar a la oveja perdida a cambio de conservar las que aún tienes. Hasta que solo te quede una.

Para la Mente racional esta parábola carece de sentido pues se enfrenta a las adversidades y a los peligros a través del reconocimiento y la aceptación.

Dejando ya el relato de Wendell Berry, si preguntas a algún dueño de rebaño o a algún amigo-a si le parece correcto (racional) dejar a las noventa y nueve e ir a buscar a la extraviada, todo el mundo contesta “eso no lo hace nadie”. Así nos va.

Aquí hay que meter la agenda o en algún otro sitio

Fundación INEA
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